REDES DE APOYO
SOCIAL
Para
hablar de redes sociales es necesario ubicar este concepto en el panorama de
intervención comunitario y familiar. Según Lozares (1996), las redes sociales
de apoyo se pueden entender como un
conjunto claramente definido de actores que se encuentran vinculados mutuamente
a través del establecimiento de relaciones sociales.
Desde
ésta perspectiva las redes son constructos simbólicos que entrelazan los sistemas
y subsistemas humanos con el fin de satisfacer necesidades de diverso orden,
entre las cuales, en el ámbito comunitario se subraya la solidaridad y apoyo
emocional en referencia a situaciones que se viven en común, y en el cual se
forman los vínculos que facilitan el crecimiento e intercambio de saberes,
sueños y realidades para suplir necesidades y expectativas de orden primario
como secundario (funciones: emocional, instrumental, apreciativo e informativo);
y que, a partir de éstos, fluyen los proceso de apoyo.
La
investigación sobre redes sociales apunta al análisis estructural y funcional
en condiciones de adversidad o en grupos socialmente vulnerables (enfermedad,
discapacidad, adolescencia), identificando el impacto de las relaciones en la
red sobre el bienestar, la participación y la integración social de los
individuos.
Cuando
las familias o grupos sociales desarrollan la habilidad para definir las redes
con que cuentan, ya sean naturales, construidas, primarias, secundarias o institucionales,
se da un paso importante para alcanzar resultados efectivos en los procesos que
adelantan a nivel individual como colectivo; , la noción de red implica
entonces, una estrategia de articulación e intercambio entre instituciones y/o
personas, y el impacto puede concluir en efectos positivos de la red social,
los cuales aparecen en un amplio margen de acontecimientos para la vida de los
individuos fortaleciendo el mejoramiento de su calidad de vida, disminución de
sentimientos asociados al aislamiento o la exclusión, aumento de recursos y el
bienestar mediante el apoyo emocional y la promoción de la salud, entre otros. En
suma, el apoyo social consiste en todos aquellos elementos funcionales o
estructurales, reales o percibidos, que el individuo recibe de su comunidad, su
red social y sus amigos íntimos (ayuda emocional, instrumental o económica).
Así
pues, el apoyo social puede pensarse en términos de actividades, tales como reconfortar
una persona que enfrenta alguna situación o condición, dejar dinero, dar
consejos o información, compartir tareas.
También en términos de interacciones, por ejemplo, tener amigos, un
confidente, estar implicado o tener contactos con miembros de su comunidad,
tener una red de personas de confianza en caso de necesidad. Dicho de otra
manera, el apoyo social puede conceptualizarse como el conjunto de acciones o
comportamientos que proporcionan efectivamente ayuda a la persona. Se trata
pues de un apoyo activo compuesto de acciones o conductas consideradas como una
expresión manifiesta de apoyo o asistencia.
Así
pues, la relación de apoyo se remite a la existencia y a la cantidad de
relaciones sociales, la estructura del apoyo se refiere a aspectos
cuantitativos de la red social personal, incluyendo la proximidad física de los
miembros de la red social, la duración y estabilidad de las relaciones, la
frecuencia de los contactos entre los miembros y la reciprocidad de las
relaciones sociales, la constitución del apoyo se refiere a la necesidad de
ayuda percibida y la función del apoyo
se refiere al tipo, cantidad y calidad del apoyo. Estos tipos de soportes
incluyen las dimensiones informacionales, emocionales, materiales e
instrumentales de la asistencia que son ofrecidas por los miembros de la red
social personal.
Tatiana Arias Jiménez
Psicóloga
Esp. Educación Emotiva y Terapia Cognitiva
No hay comentarios:
Publicar un comentario